Descripción:

Las sucesivas ampliaciones del Puerto de Valencia constituyen una historia de éxito: en las dos últimas décadas, el puerto de Valencia ha crecido de forma espectacular, convirtiéndose en referencia obligada del tráfico de contenedores en el Mediterráneo occidental. Es uno de los puertos más importantes de todo el litoral español y el ejemplo más dinámico en la evolución de sus instalaciones, en el crecimiento del tráfico de mercancías y en el desarrollo de usos culturales y deportivos del más alto nivel internacional, con una decisiva influencia en la promoción de la ciudad.

Desde principios de los 1980, el puerto realizó un enorme proceso inversor en diques, muelles y explanadas para albergar un creciente tráfico de contenedores que consiguió superar a Barcelona. Solucionó también adecuadamente el problema de accesos por el sur pero quedaba pendiente el acceso norte, dificultado por el crecimiento de la ciudad. El puerto aprovechó inteligentemente la decisión del Ayuntamiento y la Comunidad de albergar grandes acontecimientos deportivos de la Fórmula I y sobre todo la regata de vela de la Copa América para canalizar su futuro crecimiento.

La celebración de las ediciones 32ª y 33ª de la Copa América en 2007 y 2009 supuso una revisión organizativa y de dotación de instalaciones capaces de albergar todos los actos. La clave de la reforma fue la creación de una nueva bocana por el norte y un canal que permite independizar el uso comercial del puerto con el deportivo o, con más precisión, urbano de la ribera norte. El proceso deja unas instalaciones y unas actuaciones de posible reutilización pero, sobre todo, supone un profundo cambio de la relación con la ciudad. El edificio del Foredeck Club funciona como emblema o escaparate de un nuevo espacio de ocio volcado al mar: un verdadero mirador panorámico sobre la dársena y el canal con capacidad para 20.000 personas.

Con su éxito comercial y el adecuado aprovechamiento de estos acontecimientos, el puerto de Valencia ha logrado consolidarse como una gran obra de ingeniería, generada con un largo y constante esfuerzo inversor, y cargada de un enorme impulso dinámico, capaz de irradiar su influencia en un amplio escaparate mundial.

Situado en el extremo oriental de la dársena del puerto, destaca el Pabellón Copa América (David Chipperfield & B270, 2006). El edificio actúa como un mirador para contemplar la salida de los barcos y el campo de regatas de la Malvarrosa. Una secuencia de planos ligeramente desplazados flotan en el vacío apoyados sobre cuatro soportes que alojan los núcleos de comunicación vertical y se conectan por medio de rampas exteriores. La estructura de grandes losas en voladizo, junto al retranqueo del cerramiento de cristal, permite crear grandes terrazas en sombra con vistas ininterrumpidas hacia el mar. Los acabados de chapa metálica lacada en blanco, falsos techos de chapa con luminarias empotradas, pavimentos de madera en exteriores y resina blanca en suelos interiores generan un ambiente luminoso e inmaculado.

También llamado Foredeck y Veles et Vents, el edificio presenta como singularidad extrema la conjunción de un entramado estructural necesariamente complejo, al tener que salvar luces de vano del orden de los 30 m y voladizos de hasta 14 m que soportan elevadas cargas inherentes al uso público, con un período de tiempo disponible inferior a un año, a contar desde el fallo del jurado del concurso de anteproyectos convocado al efecto hasta la entrega de la obra completamente acabada.

El edificio consta de cuatro plantas, concebidas como grandes planos «flotantes» que se apoyan sobre sus cuatro núcleos de comunicaciones verticales, dos de los cuales, además, se inclinan doblemente hacia el exterior en sentido ascendente, tanto en la dirección longitudinal de la propia plana como en la transversal.

Los forjados están constituidos por losas aligeradas interiormente mediante bloques de poliestireno extrusionado, definiendo unas chapas de compresión superior e inferior de 10 cm de espesor, y una trama de nervios de 1,00 x 2,30 m, a su vez de una anchura de 20 cm. Además, en la propia losa se formalizan unos macizados entendibles como vigas planas, que nacen del rectángulo envolvente de cada par de núcleos adyacentes, y se prolongan hacia el exterior hasta alcanzar los límites de la placa. Salvo en el caso de la planta primera, que por tener unas dimensiones más reducidas y carecer prácticamente de voladizos ha resultado posible resolverla íntegramente con hormigón armado, en las otras tres se ha hecho uso del postesado, mediante grandes tendones agrupados mayoritariamente en haces en las mencionadas zonas macizadas.

La construcción, de 4 forjados de altura, está condicionada por la singularidad arquitectónica de la misma, por lo que las opciones estructurales planteadas son resultado de la voluntad de resolver de forma optimizada todos los requisitos que se formulan.

La geometría básica se formaliza a partir de 4 forjados decalados en altura, y que presentan unas dimensiones que oscilan entre los 52 x 32 m, en el caso de planta segunda, y los 68 x 43 m en la planta tercera. Cada una de éstas se sustenta en 4 núcleos de hormigón que albergan las comunicaciones verticales.

La sencilla concepción formal del edificio desemboca en la aparición de unos voladizos perimetrales que varían de dimensión según la colocación relativa de la planta respecto de los núcleos. Éstos alcanzan un vuelo máximo de 12,80 m en planta primera, quedando sensiblemente reducidos en planta segunda. Paralelamente, la zona central entre soportes salva luces de 23 a 28 m.

FMA

Bibliografía:

Aguiló, Miguel; 2008. Estructuras para edificios singulares españoles. ACS, Madrid, p.104-105.

Aguiló, Miguel; 2012. Legado y proyección de lo construido en España. ACS, Madrid, p.73-74.

AAVV; 2006. Pabellón Copa América en Valencia. Arquitectura Viva 107-108, p.188.

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