Puente María Cristina
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1905
PUENTE|PIEDRA
PAíS VASCO | GUIPúZCOA | DONOSTIA-SAN SEBASTIáN
El puente en San Sebastián sobre el río Urumea -luego conocido como puente de Maria Cristina-, es fruto de un concurso, cuyo jurado estaba formado por Pablo de Alzola, Evaristo de Churruca, Enrique Gadea, Recaredo Uhagón y Marcelo Sarasola .
El jurado reconocía que, bien por la escasez de ríos caudalosos en las ciudades o por la penuria característica de la Administración municipal, no había en España costumbre de construir puentes lujosos ni el hábito de proyectarlos y erigirlos. Y que en Francia, a pesar de su mayor riqueza, muchos de los puentes de las principales ciudades carecían de suntuosidad hasta que recientemente se han conseguido levantar algunas obras de esta clase, de notable elegancia. Se presentaron 14 proyectos, de diferentes tipos y luces. Un proyecto redactado en francés procedía de Alemania, otro fue presentado por el ingeniero Fernando Rojo con el arquitecto Jaime Torres con solo dos arcos, otro de un solo vano metálico de 80 m, otro de cuatro arcos, el de Ribera y Julio Zapata con tres, otro con tramos extremos de vigas planas de hormigón armado y arco central de tablero inferior de 45 m, otro de tres arcos, otro suscrito por el ingeniero Colás y el arquitecto Gurruchaga también con tres arcos, otros tres con cinco arcos de 15 m, uno de cuatro arcos elípticos de 18 m, otro del ingeniero Buenaga con dos arcos laterales de 7 m y uno central de 57 m.
El primer premio fue concedido al proyecto de Ribera y Zapata resuelto con tres arcos de hormigón armado de 24 m de luz. Entre otras razones, el jurado entendió que el espíritu progresivo característico en los tiempos presentes exigía el empleo del hormigón armado como factor más moderno y más adecuado para dar a la obra las condiciones de ligereza y elegancia apetecidas.
En relación con la decoración requerida por el carácter ‘grandioso y monumental’ establecido para el puente, Ribera recurrió a la colaboración con el arquitecto Julio Martínez Zapata, dado que casi siempre, los ingenieros resultamos muy malos decoradores, pues no tenemos el gusto suficientemente educado, ni el hábito de esta especialidad. Los frentes y tímpanos estaban previstos en piedra artificial, con unas mayólicas de barro esmaltado a fuego, mientras los antepechos eran de mármol comprimido en zócalos, pasamanos y pilastras, con los entrepaños de hierro fundido. Los tajamares de las pilas se rematan con unas proas de naves, que llevan unas nereidas de fundición. En principio, la propuesta preveía unos pórticos monumentales del tipo utilizado en muchos puentes alemanes. Los monumentales arcos de entrada previstos en la propuesta parecieron excesivos al jurado, que acordó fueran reemplazados por obeliscos del género de los construidos en el puente Alejandro III de París. Se argumentó que, dada la anchura de la calzada, resultarían demasiado altos para la escasa longitud del puente, que invadían las aceras, y que su coste era excesivo pues era casi una tercera parte del total. Igualmente, el jurado pidió que se eliminasen los grifos con cabeza y alas de águila, prodigado en exceso en los arcos y pilas, y sustituirlos por símbolos positivos más adecuados a los tiempos modernos.
FMA
Aguiló, Miguel; 2007. El carácter de los puentes españoles. ACS, Madrid, p.57
Ribera Dutaste, José Eugenio; 1904. Puente monumental en San Sebastián. Revista de Obras Públicas, 1904, 52, tomo I: 309-311:310.
Significativa |
Muy alto interés |
Muy alto referente en la memoria colectiva |
Muy singular |
Conservada según proyecto original |
Impulsor de la atmósfera del lugar |